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27 Apr 2021 - De Sorhaya Salazar

4 errores que estás cometiendo al manejar tu dinero

Desde que fue inventado, el dinero ha sido uno de los pilares de la civilización. Por lo tanto, enfrentarse a decisiones financieras y problemas económicos forma parte de la vida diaria de cualquier persona.

No obstante, como tratamos con un invento humano y no algo inherente a la naturaleza, nuestro cerebro no viene equipado con las herramientas instintivas para lidiar de la manera más lógica con estas elecciones.

Lo más común es que actuemos de manera emocional o impulsiva, sin tomar en consideración lo que nos conviene más. Por lo que a veces las decisiones financieras correctas son aquellas que descartamos de manera inmediata y no lo pensamos dos veces.

Aquí te presentamos 4 errores comunes que cometes de manera instintiva al manejar tu dinero.

1.- Falacia del costo irrecuperable

Esta se produce cuando alguien hace una inversión que no parece rentable y realiza el razonamiento de que no puede parar o de otra manera lo que ha invertido hasta el momento se perderá.

¿Alguna vez te obligaste a terminar una comida que no te gustó solo porque pagaste por ella? O tal vez se trató de una película aburrida o un libro tedioso, tal vez incluso algunas prendas que compraste por internet y no te quedará, pero aun así usaste.

La mayoría de nosotros mantiene un registro mental de ganancias y pérdidas económicas que en la realidad está más ligado a nuestras emociones que a los números. Es decir que percibimos que, al terminar esa mala comida, a pesar del malestar extra que nos produce, o tendremos que contar ese dinero como pérdida.

Esto es explotado por muchas tiendas que venden membrecías con las que ofrecen acceso a sus tiendas, descuentos o envíos gratis, entre otras cosas.

Gracias a estas, un gran porcentaje de los usuarios comprarán cosas que en realidad no necesitan, solo para hacer que la membresía “valga la pena”.

2.- Utilidad transaccional

Este término describe la felicidad que un consumidor obtiene por el beneficio percibido en un acuerdo económico. Surge de la diferencia entre el valor real y el precio referencia que se espera pagar.

Imagina que vas a comprar un radio que cuesta $ 250 pesos, pero descubres que una tienda que está a media hora de distancia lo vende por solo $ 200 ¿Harías el viaje para comprarlo?

Ahora imagina que, en lugar de un radio, quieres un televisor que cuesta $ 2000 pesos y la tienda que está a media hora de distancia lo vende con un descuento de 20%. ¿Viajarías para comprarlo?

Esta situación se puede convertir en un problema cuando existen épocas de descuentos, ya que la sensación de bienestar que nos provoca "pagar menos" nos motiva a comprar cosas que no teníamos planeadas o que no necesitamos en verdad.

3.- Contabilidad mental

Esta se refiere a los diferentes valores que la gente le da al dinero de acuerdo con un criterio subjetivo.

Es como separar mentalmente el dinero en categorías (para estudios, para diversión, para transporte), lo cual va contra la regla de que el dinero es intercambiable, flexible y fungible; esto quiere decir que una vez que ha obtenido un peso es igual que cualquier otro peso, sin importar su procedencia y por lo tanto no debería ser tratado de manera diferente.

Imagina que encontraras un billete de 500 pesos tirado en la calle, ¿qué harías con ese dinero? Gracias a la contabilidad mental, es más probable que gastes cualquier ingreso imprevisto en algo complaciente o algo intrascendente que haga sentir bien por un rato.

Muchas personas, por ejemplo, tienen un ahorro para vacaciones o para comprar un automóvil o una nueva casa, mientras que al mismo tiempo sufren por pagar una lista grande deudas.

Hay un punto claramente irracional en tratar el dinero como exclusivo para vacaciones, a pesar de poder usarlo para pagar antes la deuda y no acumular intereses, pues esto podría llevarnos incluso a la bancarrota.

4.- Efecto dotación

Es por el cual la gente atribuye más valor a las cosas por el mero hecho de poseerlas.

Esto se puede entender con un ejemplo sencillo: imagina que un día, mientras limpias un viejo clóset, encuentras una tarjeta coleccionable firmada y descubres que tiene un valor de $ 10,000 mil pesos. Entonces decide enmarcarla y exhibirla en tu sala.

Ahora imagina que, en el lugar de limpiar tu clóset, vas a una tienda y te encuentras con que venden una tarjeta deportiva firmada coleccionable por $ 10,000 mil pesos. Entonces piensas que estarías loco al gastar esa cantidad en una tarjeta simple y te vas de ahí.

Suenan como dos reacciones perfectamente lógicas, pero en realidad no lo son. En el primer caso te sientes bien con perder $ 10,000 mil pesos al no vender la tarjeta y en el segundo, descartas de inmediato la idea de perder $ 10,000 mil pesos al comprarla.

Si piensas que se trata del apego a un objeto de tu infancia, en un estudio se demostró que este efecto surge incluso si el objeto se obtuvo solo unos minutos atrás.

La realidad es que un bien debe tener un valor único para un consumidor, independientemente de si es su propietario o no.

Por eso, la próxima vez que te enfrentes a una decisión monetaria, por sencilla que sea, detente un momento y dedícalo a considerar los beneficios reales lógicos de cada elección. A la larga, tu bolsillo te lo agradecerá.

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