04 Jul 2022 - De Sorhaya Salazar
Muchas personas piensan en cómo ahorrar más e incluso empiezan diversas estrategias, pero nunca llegan a buen puerto por falta de constancia o por la tendencia de nuestro cerebro a priorizar las recompensas a corto plazo. La clave para ahorrar y cuidar de la salud financiera es adquirir pequeños hábitos diarios que pueden llegar a tener un gran impacto en el bolsillo.
Establecer unas bases sólidas para el bienestar financiero será un viaje de varios pasos, pero que realizados de forma correcta llevará a una travesía con un destino a la felicidad.
Existen algunos mecanismos o hábitos que harán que el ahorro deje de ser el quebradero de cabeza de más de uno e incluso algunos trucos para no malgastar el dinero.
1. Abrir una cuenta de ahorro
Abrir una cuenta diferente a la corriente da la oportunidad de ahorrar. Separar una cierta cantidad al mes, nada más recibir el salario, puede facilitar mucho esta tarea. Además, la mayoría de los bancos ofrecen diferentes productos de ahorro que hacen que el dinero depositado crezca, por lo que no sólo se está ahorrando, sino, también, ganando dinero.
Las ventajas no terminan ahí, tener una cantidad determinada de dinero en una cuenta puede ayudar cuando se tiene un gasto imprevisto, ya que, al ser líquida, se puede movilizar y utilizar cuando se necesite.
2. Establecer presupuestos mensuales o semanales y metas de ahorro
Las cuentas de ahorro son una buena herramienta para ahorrar, pero de poco sirven si no se es constante en las aportaciones que se hacen. Por ello, definir presupuestos mensuales o semanales y fijarse metas a alcanzar, es uno de los mejores hábitos de ahorro.
3. Hacer semanas de ahorro
Algunas ocasiones se gasta demasiado durante el fin de semana y, por tanto, no se cumple el presupuesto. Cuando ocurre esto hay que tener claras las metas de ahorro y entender que, si se quiere tener una cantidad fija guardada al mes, hay que compensar. Así, realizar “semanas de ahorro”, en las que evitar salir tanto o comprar cosas innecesarias podrá conseguir guardar unos euros extra.
4. Comparar precios
No se trata de comprobar si hasta el papel higiénico está más barato en un supermercado a otro, pero sí en comparar dónde puede salirte, en conjunto, la compra de alimentación más barata. Hoy en día, casi todos los supermercados tienen tienda ‘online’ y, excepto en los productos al peso, sus precios son idénticos a los que se encuentran en el establecimiento físico. Hacer una compra “de prueba”, con los productos que normalmente se adquieren, por ejemplo, ayuda a descubrir dónde se puede ahorrar más.
5. Compra ‘online’
¡Ojo! El último consejo puede ser, también, muy útil si se decide comprar ‘online’. Normalmente, cuando se va al supermercado o de compras, porque se necesita algo en concreto, se acaba picoteando: lo mismo da una tableta de chocolate de más, que un jersey. Está modalidad de compra puede evitar precisamente esto, comprar cosas que no son prioritarias ya que al no ir a la tienda se evitan estímulos externos que incitan a gastar más.
6. Aprovechar los “precios especiales”?
Igual eso de no comprar cosas innecesarias no todo el mundo lo lleva bien. Pero, incluso cuando se va a seguir comprando, por ejemplo, ropa, hay algunas formas de ahorrar. Muchos establecimientos y cadenas están popularizando los ‘precios especiales’, unas rebajas en prendas seleccionadas.
Y, aunque pueda parecer que suelen ser “de lo peor”, no es así. Estos descuentos no se eligen entre la ropa más fea, sino entre la que tiene menos salida o han fabricado demasiada cantidad. Son precios estables, es decir, no bajan, y tampoco suben, por lo que no hay ese “coste de oportunidad” de las rebajas, en las que se duda si comprarlo ahora o esperar una semana. Además, las tiendas suelen disponer de un amplio catálogo, desde pantalones, a abrigos, pasando por bolsos o zapatillas. Por lo que se puede salir con un modelito nuevo de temporada por menos de la mitad.
7. Planificar las comidas y llevar un ‘tupper’ al trabajo
Llevar un orden en las comidas, planificar la compra y establecer un menú semanal ayuda a ahorrar, y mucho, preparar en casa la comida que vamos a consumir en la oficina puede suponer un importante ahorro. Además, al planificar, por ejemplo, el desayuno, el almuerzo y la merienda para todo el día se evitan los "microgastos".
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